sábado, junio 12, 2010

Paseos con D

Generalmente los tres nos quedábamos dormidos a la vez. Muchos podrían pensar que el asunto no es real o que es un juego literario, pero sucedía. Luego, muchas veces he pensando que realmente no dormíamos, tendemos a explicar finales despertando a los protagonistas de un sueño y yo tuve la tendencia a hacerlo, y ahora que lo transcribo pienso que a lo mejor no nos quedábamos dormidos sino que efectivamente hacíamos aquello que era semejante a levitar. Habitualmente D marcaba la ruta. Es decir D era la primera en entrar en eso que podríamos llamar zona de sueños o el otro lado. Allí D nos esperaba, porque nosotros dos, mas adultos, mas contaminados éramos infinitamente más torpes a la hora de saltar la valla. En eso D era admirable, saltaba la valla con habilidad admirable. D emulaba a esas saltadoras de altura, que cogen carrerilla, avanzan a grandes zancadas y evitan arqueando la espalda el obstáculo. Aquello era sorprendente porque D aún no tenía 3 meses de vida pero realizaba el salto con enorme precisión. Luego M y yo esperábamos, dudando, algo temerosos. Invitando al otro a que lo hiciera primero. D nos miraba desde el otro lado ya, con cara de "joder, si no es tan dificil". Así hasta que finalmente M y yo lográbamos entrar. Una vez allí se habitaba en una constante ingravidez. No había suelo, tampoco techo y sólo se escuchaban sonidos agradables que recordaban a Xiláfonos, a esas melodías que tocan determinados virtuosos con las copas de champán, a flautas de madera y coros lejanos que parecían reverberar en medio de las montañas. Hacía sol, siempre hacía sol y avanzábamos dirigidos por una habilidosa D. A D le gustaba ir sin plan, sin mapa. Los caminos se deshacían. Eran vaporosos y mientras seguíamos esas no rutas lo mismo cantábamos canciones inventadas con letras poco coherentes que apretujábamos con emoción los mofletes imposibles de D. En ese peregrinaje D lo mismo dormía que soltaba una sonrisa blanquecina. A nosotros nos gustaba ese lado donde no es tanto que se sueña sino que se está en otra forma. A veces volvíamos, deshaciamos el camino,saltábamos de nuevo la valla y regresábamos aquí, a donde se esta despierto, pero otras veces, como hoy, que llueve y no hay manera preferíamos seguir, seguir sin destino, sin rumbo, guiados por las piernas en ese lugar de sonidos maravillosos.

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