martes, agosto 22, 2006

Stand down. Stand Up

De vez en cuando vuelvo a Radiohead como el hijo rebelde vuelve a casa. Y siempre que vuelvo recuerdo que siempre se me olvida lo mucho que me gusta estar por ahí, escuchandolos, como ese hijo nocturno y vicioso recuerda que se le había olvidado los pequeños ritos de su hogar, hoy he vuelto a oir Stand down. Stand Up, y como con esas canciones que van marcando tu destino, que lo van marcando de huellas, a las canciones se vuelve y no solo se vuelve a ese sonido, a esa melodía sino que vuelves a lo que había cuando sonaba, a aquella habitación ajena, a aquellos colores pálidos, a aquella luz enferma, a aquella sensación intensa, desgarrada. Y con la canción me vienen aquellas mañanas de agosto, aquel despertar en esa otra cama, rodeado de ese olor pegadizo, aquel miedo que asciende cómo asciende la rabia en la canción, como aumenta la obsesión en la canción así iba aumentando mañana tras mañana el miedo y la sensación de fragilidad y ahora la oigo y recuerdo aquello pero sin dolor, como si de alguna manera me hubiese reconciliado con aquel momento, con aquel temor, con aquella angustia.... The raindrops, The raindrops, The raindrops, The raindrops ... Aquel olor a hospital ahora se ha desvanecido, se ha ido esparciendo en el tiempo y ya casi no viene. Aquel miedo ya no es como aquel miedo pero lo recuerdo y me reconcilio, ahora esta música es terapia y se diluye aquel dolor, aquel horror y ahora aquella habitación, donde oía esta canción en extraño estado de calma, vuelve como recuerdo en esta habitación que es mi casa y que es la habitación que tanto echaba de menos en aquella habitación numerada de ese edificio plagado de gente que iba y venia. Ahora mientras va subiendo la intensidad, mientras las notas se pierden en esa locura, en esa voz monótona y enloquecida viene aquella imagen, la sensación de aquellos días y los miro, así, desde lejos y ya siento que son míos, que ya los asumí, que ya están dentro, pero no son herida abierta, ya no huele a pus, ya la gasa no se pega a la sangre reseca. Hay una cicatriz en la que ya no caes en cuanta, está ahí como antes no estuvo y ya es parte del abdomen y ni se siente, está ahí, como otra marca de vida. Ahora termina Stand Down. Stand Up y como entonces apago la música y me levanto, ahora no caminaré por el pasillo de ese hospital, ahora me levantaré y me sentaré afuera a ver esta noche de verano y me preguntaré, eso si, como entonces, si mañana seguirá haciendo calor.

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