sábado, diciembre 03, 2005

Uno y el universo

Hace frio. Hace frio y llueve, y ademas hoy he estado leyendo a Cernuda.

Esa palabra, hoy, es una buena palabra. Hoy, visto al final del dia, al final del hoy, da para mucho. Tantas horas que salí de casa, llovía tambien, tanto rato que me monté en el autobus con el suelo mojado, los cristales empañados, he cerrado el paraguas y he abierto el libro de Cernuda. Demoledor ese parrafo sobre la eternidad, el tambien sentía vertigo con la eternidad, con lo infinito. He seguido todo el dia pensando en ese vertigo mio a lo que no se acaba, al tiempo, al espacio, al todo. Claro, los miedos primarios de uno vienen del primer miedo, he pensado. Si tengo miedo a ese eternidad, a ese infinito, no es tanto el miedo a su existencia sino a estar solo en el. A esa reflexión he llegado ahora, al final del dia, mientras Marta y yo veniamos en Taxi hacía casa, ella se quedaba dormida, lleva un dia largo y duro, y el cansancio la ha podido en ese ritmo lento del taxi bajo la lluvia. Si tengo miedo al infinito es miedo a estar solo en el, y ese miedo me viene de mi primer miedo, que intuyo sale cuando mi padre me abandona. Si tengo miedo es miedo a que todo me abandone cuando el infinito me llegue. Es primario, supongo. La relación es sencilla, miedo a que no haya nadie, a que todo este vacio en ese infinito, a que no tenga con quien hablar. Llovía y el taxista me pregunta que si mejor subir por Castellana o por Principe de Vergara. Por Castellana, he contestado. Cuando pienso en mis miedos se diluyen, se hacen mas tontos. Los miedos, pienso, esconden muchas veces vanidad, egocentrismo. Cuando los abordo, sin tapujos, son ellos los que se van, son ellos los que se acobardan y suelo encontrar respuestas. Y de repente vuelvo al infinito pero ya sin vertigo, lo veo diferente, esto no acaba, pienso, esto no tiene fin, pero al fin y al cabo, no hay miles de ciudades y no percibo nada de ellas. Ciudades de las que no se siquiera el nombre, ni siquiera su existencia, estan ahí, a unos cuantos Kilometros. Ayer recordaba esa escena de Woody Allen, un niño de cuatro años entra con su madre al medico, ella desesperada dice:"Doctor mi hijo dice que esta depirmido porque el universo se expande. No quiere hacer las tareas" el niño dice que que mas da hacer las tareas si el universo se expande. Pues eso...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Compartiré un fragmento de un blog de una tal cayoyin que leí por ahí:


"Me estacioné y apagué el carro. Recliné mi asiento y me quedé viendo las estrellas; comencé a verlo todo desde la perspectiva biológica. Todo conectado con lo que acababa de estudiar...nivel químico...átomos y moléculas; inmersa en mis pensamientos y con la mirada en la inmensidad del cielo, me puse a pensar que todo es infinito...la materia es infinita. Las partículas de materia más pequeñas que conocemos son los átomos, pero los átomos en su mundo microscópico, están formados por otras partículas más minúsculas que nosotros no vemos, pero que están ahí. Y así infinitamente, no existe "la partícula más pequeña", porque esa deberia estar también a su vez formada por otras menores y así. Pienso que es como el origen del hombre...no fue creado, sino que siempre estuvo.


En fin...fueron cinco minutos de profunda contemplación. Mucho más intensos, significativos y revitalizantes que cualquier descripción que yo pueda hacer de ellos.

Cogito ergo sum...ergo cogito, ergo sum, ergo cogito, ergo sum...y así infinitamente."

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