jueves, agosto 02, 2007

Turistas

Se sienta al lado de la ventanilla y cierra los ojos. La intención es dormir buena parte del vuelo para cuando llegue se pueda a acomodar a la diferencia horaria. Cierra los ojos y respira, pero está nerviosa, esa tensión previa que se mastica ante el inicio de un largo viaje con enormes expectativas


La pareja se ha bajado del autobus. Han sentido el golpe de calor de esa zona árida, ella siente inseguridad, esa sensación intensa que a veces invade cuando se está en un lugar tan tremendamente desconocido. Todo es nuevo y a ella le gustaria volver, volver ya.


Lleva un libro en la mano y una toalla en la otra, camina y se detiene a ver las contraventanas de una casa que hay camino a la playa. No tiene prisa, no hay prisa. De repente se cruza con un conocido y mientras se saludan al pasar, reflexiona: "son tantos veranos aquí".

Atraviesan la frontera y uno de ellos gasta una broma. El ambiente es agradable dentro del coche. Suena la intensidad de My brightest diamond y alguien comenta la tipa tocaba antes con Sufjan Stevens y todos dicen que el disco les gusta. Alguien propone parar a comer algo. El Atlántico está a la izquierda.

Se ve entre tanto desconocido y sin embargo se siente a gusto. Está terminandose un plato de pasta con una salsa de la que no es capaz de pronunciar el nombre y pregunta entre risas como se dice en italiano un insulto potente que acaba de recordar. Hay risas por la traducción literal del insulto, dudas y bromas. El entre risas recuerda a la chica que le presentaron ayer. Se pregunta como sería la manera mas efectiva de "entrarle" sin hablar el mismo idioma.

Aparcan, abren el maletero y con cierta perplejidad lanzan el círculo rojo hacía el suelo. "efectivamente se monta en dos segundos". Ante ellos se abre la que será su vivienda los próximos trece dias.

Caminan por el paseo marítimo. Van de la mano. Ella le mira la barba blanca, el gesto serio, le gasta una broma y ella sonrie.

"Que bien se está cuando se está bien", dice el casi eufórico, contento. Bebe una cerveza y no mira el reloj. Cierra los ojos y trata de escuchar todos los sonidos que alcanzan el borde de su oido. Sobre todo, lo que mas le emociona, es el sonido de las gaviotas con el mar de fondo. El bullicio de unos niños que juegan mas abajo y la cadena de una bicicleta que pasa y se va.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra visión? Se acercará más esta a la realidad?

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