viernes, enero 31, 2025

Transcripciones

 No sé en qué momento sucedió. Sospecho que fue paulatino, suave, inapreciable, como todos los grandes cambios, como todas las grandes transformaciones. Durante muchos años, cada mañana generalmente, lograba escribir un texto. Muchas veces ideas divertidas o juegos que transcribía rápidamente, casi como si fueran dictados. No perdía tiempo ni en corregir, había una urgencia. Yo debía trasladar a palabras aquel texto. Había placer, mucho placer. Muchas veces me ponía musica y me ponía a teclear. Lograba un estado casi hipnótico, sospecho parecido a lo que buscan los meditadores. Había una conexión bastante directa entre lo exterior y lo interior. No había tanto una intención artística como si expresiva, que aunque puedan parecer lo mismo, no lo son. El arte busca comunicar, creo. Cuando buscas expresar básicamente lo haces para comprender lo que no logras comprenderte. Ese transcribir, porque no quiero llamarlo escritura, sino mas bien transcripción, me ayudaba frecuentemente a entender otras cosas, también se quedaban en la zona de lo abstracto, pero de otro modo. Sin embargo esa facilidad para transcribir, que se había vuelto casi un rito diario, de repente se fue diluyendo. No percibí el cómo. Mis rutinas cambiaron al nacer mi primera hija. Las mañanas empezaron a tener otro ritmo. Dejé, claro, de ser yo mismo mi centro de atención para mover ese centro hacia mis hijas. Disfruté y disfruto profundamente de la paternidad, digamos que deje de transcribir para cuidar y educar. No me gusta del todo la palabra educar, tiene connotaciones positivas pero alguna negativa. Educar también es interferir. Me gustaría haber dado herramientas a mis hijas para descubrirse, porque al final se trata de eso, no tanto de educar sino de ayudar a descubrir. Mis hijas son ellas. Son hermosas. Mis hijas me han regalado la felicidad. La felicidad plena. Entendiendo la felicidad como un accidente, como una forma casual (o causal) del caos. Ese fragmento atómico que se presenta ante ti, invisible y abstracto. Entonces creo que se fue diluyendo ahi. Yo escribia (transcribía) para comprenderme y pase a transcribirnos. Dejé de ser yo, con toda la satisfacción y plenitud que eso conlleva. Desde hace mucho tiempo, otra vez, merodeo el intento de volver a transcribir. Porque es el proceso en el que mejor comprendo, si es que hay algo que comprender. 

Los primeros días

 A primera hora sale de casa. Hace dos semanas que ha perdido el trabajo y se ha quedado en estado de bloqueo. El trabajo llevaba mucho tiempo que le parecía aburrido, sin ningún interés e iba cada día motivado, única y exclusivamente, por el ingreso de la nómina a fin de mes. Cuando camina por las calles, desde tempranas horas, sin rumbo, sin guía, sin saber muy bien porque camina sin parar, piensa obsesivamente si no es el trabajo el origen de todos los males de este mundo. También está sumido en un pensamiento desolador: "el dinero es mentira”. Así que recorre calles y calles de su ciudad bajo ese prisma que tiñe la realidad de una sensación de absurdo. Ve los autobuses repletos a primera hora, el transito acelerado de la gente yendo de un lado al otro de la ciudad, el tráfico denso de las primeras horas, los niños saliendo hacia sus colegios, estudiantes universitarios avanzando hacia un futuro indescifrable y casi seguro decepcionante. Está, pues, sumido en una depresión. Pero como todo, la depresión tiene sus capas, sus intensidades y sus matices. Claro que ha perdido el flujo con la corriente exterior, pero también siente una forma de clarividencia, que piensa le puede ayudar para replantear su futuro. No es una depresión paralizante, es una crisis mas bien existencial. ¿Es necesario de verdad participar en todo esto? LA respuesta corta es sí. Es necesario. No hay manera de huir del dinero, pero debe de haber una manera periférica de participar en esto, piensa también. Y asi pasa horas y caminatas enteras. Recorre la ciudad sin orden. LA decisión de su ruta está marcada por pequeñas decisiones puntuales. Gira en una esquina decidió justo en ese i instante. Avanza manzanas y manzanas sin variar el rumbo hasta que vuelve a girar a la derecha decidido dos pasos antes. Siente que ese recorrer la ciudad de manera azarosa le ayuda a reflexionar, a pensar o a dejar de pensar. Quedarse sin trabajo es la manera en la que rápidamente descubres que un solo día te hacen quedar fuera del escenario. Las ciudades, la realidad si cabe llamarlo así es un gran escenario, y cuando te quedas sin trabajo es como si, de repente, fueras un actor secundario que ya no entra en escena. Estás, entonces, detrás, entre bambalinas. Mirando el entramado gigante donde todos interactúan, viendo la escena desde el lugar donde ves los engranajes del escenario. ¿Hay posibilidad de la variar esto? No lo sabe. Se ha dado de margen un par de meses, de momento disfruta las caminatas, de momento tiene tiempo. Poco, pero lo tiene. 

martes, enero 28, 2025

Los rebeldes

 Sorprende cómo va cambiando sutilmente el significado pleno de una palabra. Estas, como nosotros, como la vida, como la existencia, también van mutando silentemente en otra cosa. Como si tuvieran piel, visceral y músculos que van envejeciendo. La rebeldía, la rabia o la indignación han mutado mucho estos años. No han cambiado totalmente, no son su opuesto, su antónimo, pero esa leve mutación las vuelven otra cosa. Siempre sentí cierta fascinación por la palabra rebeldía. De alguna manera, una parte de mi, entendida que había que rebelarse. A algo, a lo impuesto, a lo sólido, a lo que está.   Ser rebelde es, o era, casi una obligación existencial. Debemos estar en contra de cosas como forma de supervivencia, de seguir. Hay tanto en lo establecido que debe ser cambiado, que no ser rebelde es casi sinónimo de muerte. Sin embargo la rebeldía ha mutado. La rabia contra lo impuesto ahora tiene otra connotación.. No se rebela la rabia por un ideal de mejora. La rebeldía, la rabia ansía recuperar un pasado deteriorado, lleno de carencias. La rebeldía no puede ser nostálgica, no debería ser  melancólica, porque el pasado siempre es profundamente mejorable. No, cualquier pasado no fue mejor. Pero los rebeldes ahora buscan un pasado que imaginan y que no existió. Los rebeldes ahora se juntan a los poderosos, a multimillonarios y aceptan su discurso. Qué cosa tan absurda y extraña. ¿Cómo puede ser?   

Mi lista de blogs

Afuera