viernes, noviembre 28, 2008

Derek

Derek bajó las escaleras, puso el pie en el suelo y sintió que empezaba un momento interesante de su vida. Derek fue consciente, por llamarlo de alguna manera, de un cambio de nivel. No fue ni mas feliz, ni mas triste, ni mas nada. Fue Derek, siguió siendo Derek pero en un piso mas abajo, en el otro lado de las escaleras. Fue Derek, el mismo Derek pero abajo. Entonces Derek caminó y empezó a tarear una canción muy alegre o mas que alegre con ciertos tintes festivos, como una especie de celebración ancestral. Caminó mirando al techo, que al cruzar el portal se convirtió en cielo y tarareó bastantes pasos mirando siempre hacia arriba. Derek pensó que cantar caminando y mirando hacia arriba tenía algo de enigmático, simpático y hermoso y se sintió con ganas de seguir haciendolo. Pensó que le hubiera gustado haber nacido en otro siglo, en medio de Africa, pensó en ese instante que le hubiera gustado esa vida. Derek no conoce Africa, tampoco sabe en que siglo le hubiera gustado haber nacido, pero le hubiera gustado tarear en medio de Africa, cubierto por otro tipo de entorno y no ese tan urbano por el que iba avanzando. Derek llegó hasta el metro, Derek iba hacía el trabajo pero justo en ese instante decidió que no iba, que no volvía al trabajo, además se lo dijo a si mismo muy serio y decidido. Miró de nuevo al cielo tarareo la canción esa que le proporcionaba sensaciones tan optimistas y movió un pie ligeramente a la manera de un baile, pensó que lo idoneo sería bailar, pero bailar entregado, con mucha agitación y de manera que le llevase a la hipnosis. En ese instante estornudo, dejó de tararear, miró la hora y entró al metro. Africa puede esperar.

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