Aquel hombre llevaba demasiado alcohol encima como para que lo que dijera tuviese alguna estructura, algún orden. Un discurso feroz y prolongado que seguía la linea irregular de la mas pura incoherencia. Sin embargo al final, cuando ya nadie le hacía caso, cuando la madrugada hacía mella en los ojos de todos aquellos hombres, cuando el cansancio se apoderaba de nosotros, se quedó unos cuántos segundos callado, mirando con intensidad, haciendo un recorrido por todas nuestras miradas. Unos segundos que parecían advertir que lo que venía era tremendo. Nos miró como el que contiene en sus labios durante un instante el secreto de la existencia. Entonces habló de nuevo, retomando un tono de voz que se había ido evaporando entre tanto alcohol y tantas frases innecesarias que había soltado todo ese rato. Un tono de voz mas grave, mas profundo. Un ritmo mas pausado. Estructuró su discurso. Introdujo brevemente, nos ubicó el relato, todos comprendimos que nos llevaba a la noche en que murió G. Cooper, el gigante G Cooper y su extraña muerte, esa noche que todos fuimos enterrando en el fondo de nuestras memorias con la intención de no evocar lo que jamás comprendimos, esa noche terrible y angustiosa. Nos habló de esa innombrable noche y ya todos nos quedamos cabizbajos, asustados, intuyo, que como yo todos, con miedo a oir lo que ese borracho nos iba a decir pero sabiendo que solamente borracho se podía hablar de aquello. Nos describió con enorme precisión lo que estaba ocurriendo horas antes del brutal acontecimiento, como cada uno actuaba en su puesto, nos fue nombrando uno a uno, y resultaba sorprendente como podía recordar casi mejor que uno mismo, lo que cada uno decía o hacía en las horas previas a la muerte de G. Cooper.
.- El pasado es fácil juzgarlo desde el futuro. Ahora es fácil que cada uno de vosotros, cuando conozca la verdad, juzgue con facilidad, desde una ética profunda pero irreal. Las cosas del presente son otras, la ética, nuestra propia ética no siempre actúa cuando se la reclama, la vida se sucede mucho mas rápido que nuestras ideas, que nuestros conceptos, que nuestras creencias y nuestras bases de lo que debería ser la justicia. El presente no avisa y o te da respiro, viene como una bola de fuego y se planta ante ti mismo y no te deja reaccionar, no da espacio al pensamiento. Lo que sucede es todo mucho mas rápido y sucede desde las entrañas y estas, lo sabemos, no conocen de reglas, de conceptos ni ideas. Están se mueven por puro insinto animal, pura supervivencia. Eso me sucedió la noche que asesiné a G. Cooper.
Todos levantamos la vista, todos volvimos velocísimamente de nuestras reflexiones cuando confesó el asesinato. Un asesinato oscuro y terrible del que hasta ahora nadie conocía el culpable. Un culpable del que cada uno, en su soledad había sentido pánico, temor por ver el resultado de su acción. Es dificil describir el estado en que se encontraba G. Cooper cuando murió. Es dificil superar el trauma de tener aquella imagen delante. Al oir su confesión en medio de esa madrugada sentí, como nunca había sentido, odio. Odio en su mas pura esencia. Miré a aquel hombre y sentí desprecio y horror, pero sobre todo odio, un odio que era casi insoportable y que me negaba a sentir pero que no podía evitar.
.- Ahora me mirais desde ahí, desde el futuro. Desde este instante y me juzgais. Estais conteniendo vuestros instintos por saltar hacía mi y destrozarme. Eso, en el fondo es lo que deseais, destrozarme, hacerme desaparecer, por que finalmente sabeis quien es el creador de aquel instante traumático y terrible para todos. Eso mismo me scedió a mi pero que no pude contener, porque lo qe aquel hombre me hizo sentir fue reealmente insportable. No busco ahora vuestro perdón, si confieso es porque quiero que salgais de esa duda que e el fondo siempre os tortura. No voy a explicar lo que aquel detestable hombre me contó, cual fue a su vez su confesión que me hizo llevarle al horror, que despertó en mi para desear no sólo hacerle desaparecer sino que su desaparición fuera dolorosa. No me justificaré, no contaré que tres frases me dijo, tres frases que puedo reconstruir literales, palabra por palabra, completarlas como si aún hoy se estuvieran escuchando. Pero se que el mundo es un lugar mejor desde que aquel hombre despraeció, y si algo tengo que me redima es que yo fui el que libró a todos los hombres de la presencia de ese animal, de la existencia de esa bestia. Pero no espereís de mi, nunca esas frases, es terrible haberlas escuchado, no quiero pasar por el duro trance de oirlas de nuevo. Nadie, ninguno de vosotros las soportaría.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario