Solo podía ser así: laberintico, casi infinito. De formas casi perfectas y casi imposibles. Un lento avanzar, una descripción precisa y minuciosa. Un ir construyendo un espacio por el camino exacto.
Ese gol no fue un gol, ese gol fue un cuento de Borges o de Cortazar. Casi una ficción. Como si el mismisimo Bioy Casares lo estuviera inventando, como si los hubiera metido a las once en una maquina a generar el gol perfecto. Y solo por una vez el gol sucediera. Eso gol salió una vez, y yo lo vi en el momento justo en el que estaba ocurriendo. ¿No será que me lo imaginé?
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