domingo, mayo 02, 2010
Borrado
Como muchísimas otras mañanas, despertó enérgico y bastante vital. Descorrió un poco la cortina, miró hacia el cielo y sintió esa sensación de conquista que se tiene cuando el cielo está limpio y muy azul y anuncia día soleado y y de agradables temperaturas. Salió de la habitación, fue hasta el baño a orinar, mientras lo hacía intentó torpemente reconstruir los sueños de la noche y se fue hasta la cocina. Hizo café y caminó hasta el ordenador y allí se detuvo como tantas otras mañanas. Abrió la página en blanco y comenzó a teclear. Recorría el camino de un texto que había prefigurado entre la noche anterior y en algunos momentos del sueño cuando descubrió que una palabra importante se había borrado de ese espacio abstracto donde se guardan las palabras que conocemos. No recordaba cual era, pero sabía que había una palabra que no emergía, que cada vez que la intentaba teclear no lograba recorrer ese laberinto donde en la salida se sustraen las palabras que necesitamos para completar las frases de lo que estamos contando. Cada vez que la requería, la palabra no acudía. Entonces construyó el texto esquivando, circunvalando esa palabra, usando sinónimos o palabras que la complementaran. Pero comprendió que aquello no era más que el principio de una catastrófica y constante perdida de palabras. Aquella fue la primera, pero notó que cada poco debía detenerse por la ausencia de otras y le obligaba a buscar algunas semenjantes que perfilaran el texto. Era un goteo de ausencias, cada vez tenía menos. Hasta ese momento nada se hubiera resentido pero empezaron a desaparecer unas importantes, fundamentales, necesarias. Se hacia vacío. No se entendía. No había. Esperaba y nada. Muy pocas. Tecleaba. Empezó a dejar . Esperó. Respiró. . , , , nada, todas desaparecían. , . Palabras. Vacío. . La nada.
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