lunes, junio 24, 2024

No tengo nada - Iko Cuyagua

 Esta canción bien podría ser una metáfora de lo que es Iko Cuyagua. No tenemos nada. Nuestros conciertos tienen muy poco público, no ganamos dinero con ellos. Nuestras canciones tienen muy pocas reproducciones y salvo algún amable comentario, suelen pasar muy desapercibidas. Iko Cuyagua requiere, la mayoría de las veces, de un gran esfuerzo sin recompensa o ese tipo de recompensas que tanto se persiguen hoy: recompensa montería, éxito, influencia, alcance. Iko Cuyagua no tiene nada de eso.  Iko Cuyagua supone, casi siempre, un pasatiempos caro, un esfuerzo permanente de trabajo sin retorno. Horas que no son recompensadas en términos capitalistas. Iko Cuyagua, no obstante, es fundamental para nosotros. El vínculo afectivo es intensísimo. Nos gusta tocar, nos gusta hacer esto que hacemos, nos gusta grabar, nos gusta ir a sitios; y aunque muchas veces sea para muy pocas personas, nos gusta mucho hacerlo. Incluso va más allá de gustar. Hay un vínculo y algo parecido a un sentido existencial. Hay momentos puntuales que nos preguntamos para qué hacemos esto, pero la respuesta es muy sencillo: lo hacemos porque lo tenemos que hacer y porque la recompensa sucede, existe y es muy grande. No es tangible, no es evidente, porque sucede en el terreno de la necesidad existencial y porque no es medible en los términos que imperan el mundo de hoy. Porque esos términos no son nuestros, no están en nuestra mano ni en nuestro control y honestamente tampoco los perseguimos. Cada grupo, desde los mas exitosos hasta los que son como nosotros, tienen un compromiso con algo indefinido, como es de indefinido el del amor o el de la amistad. La música es la palabra antes de la palabra, el sonido en esencia, lo que aún no esta sujeto al verbo, por eso no se puede poner en palabras el compromiso con ella. Hacemos música y la seguiremos haciendo probablemente hasta el último segundo de nuestra existencia. Habrá momentos, como nos pasó, por ejemplo, el sábado antes del concierto, donde sintamos que el esfuerzo a veces parece absurdo, idiota, innecesario, pero luego, como después sucedió también el sábado, en medio de una canción, un amigo sonríe, se lo está pasando bien, te ha acompañado hasta ahí, tiene una cerveza en la mano, tararea una frase y aplaude al final y descubres que ahí está la recompensa absoluta, y que como dice el estribillo de esta canción: Con eso basta. Con eso sobra. No quiero más. 

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